La tecnología

sábado, 19 de diciembre de 2009

Vivimos activamente dentro de ella. Más de la mitad de la población mundial tiene acceso a algo que ésta ofrece (algo mínimo como una grabadora, I pod, celular). La gran mayoría de las personas creen que si todo lo tecnológico dejara de existir, también lo harían ellos. Hace 50 años no existían tantas cosas con tecnología como hoy, y existieron nuestros abuelos y padres. Se le ha dado tanta importancia que por nada del mundo dejarían de usar lo que ellos ofrecen. Cada segundo de trasmisión en los medios nos acechan a que dirijamos nuestros sentidos en los servicios que la tecnología presta. ¿Qué nos ha dejado los avances tecnológicos? Se supone que la tecnología hace a las personas más sociables. Pero se ha comprobado que no es así. Sólo basta ver a alguien que utiliza un mp4. Su capacidad de atención es mínima cuando alguien procura hablar con él. Se pierde; todos sus sentidos centran su atención en lo que escucha. Los medios tecnológicos conducen a estos comportamientos. También tienen sus ventajas. Hace de las distancias algo corto. Pero el contacto físico, real, se pierde. Creemos que con saber tantas cosas que hemos visto y leído de esa persona ya tenemos cierto conocimiento de ella. Se nos olvida que esa persona también ríe, llora, sueña, suspira. A veces quisiera que la Internet dejara de existir, al menos por un tiempo… y volviéramos a las cosas de antes. Las cosas que se decían con el corazón y de frente, sin miedo, para poder hablar, reír, llorar, soñar y suspirar con las personas que tanto queremos…

Cristian David Angulo Nova

Cibercultura: ¿realmente es cultura?

sábado, 25 de julio de 2009

Cuando nos preguntan acerca del término cultura se nos viene a la cabeza cosas tales como: música, artes, dialectos, formas de vestir, etc., y que ésta está delimitada, en la mayoría de los casos, por un espacio territorial. El diccionario de la RAE lo afirma: “Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social”. Yo agregaría que ésta se trasmite de generación en generación; es la única forma de saber de ella a través de los siglos, aunque a veces no tan genuina como es su esencia primera.

Gracias a los avances tecnológicos y por las ansias de trasmitir información a mansalva, en los últimos años, se ha venido hablando de “Cibercultura”. Richard Faura la define como un “conjunto de técnicas, de maneras de hacer y de ser, de valores y de representaciones que están relacionadas con la extensión del Ciberespacio”. ¿Realmente es cultura? Faura, en su artículo Cibercultura, ¿realidad o invención?, expone una serie de características por las cuales podemos considerar la Cibercultura como cultura. Éstas con:

§ La cultura se trasmite de generación en generación: una generación se tiene un tiempo de más o menos 20 años. En el ciberespacio transcurre en un periodo más corto (cuatro o cinco años por generación). En el espacio normal no acostumbran a convivir más de tres generaciones a la vez, en el espacio cibernético podrán coincidir más de diez. La información en el espacio fuera del ciberespacio se transmite de mayor a menor, dentro de él no hay distinción para esto. Esta característica ofrece un gran enriquecimiento cultural al compararse los muchos puntos de vista; hay grandes cambios e intercambios de información.

§ La cultura es simbólica: Leslie White dice que el origen de la cultura nació en el momento que el hombre adquirió la capacidad de simbolizar. Los símbolos más utilizados en internet son los íconos: éstos ayudan a unificar en la Cibercultura de manera idéntica a lo que pasa a nivel internacional con las señales de tráfico. Otros símbolos utilizados son los llamados emoticones: son símbolos utilizados por los usuarios de internet para expresar estados de ánimos en diferentes momentos.

§ La cultura es compartida: ésta se transmite a través de grupos a los que se pertenece. El pertenecer a un grupo produce una serie de sentimientos. Los usuarios se sienten ligados y fácilmente identificados a los demás miembros de la comunidad.

§ Individualismo: característica asumida por todos los consumidores en el ciberespacio. El querer ser solo en un mundo donde grita que la información se transmita a través de la comunicación entre dos o más personas.
§ El valor de la iniciativa: posibilidad de un enriquecimiento económico rápido; todos tenemos la gran posibilidad de hacernos ricos. Está relacionado con el individualismo.

§ Igualdad de oportunidades: nadie prevalece, informáticamente, sobre el otro.
§ Liberalismo político: solicitud de no intervención de las instituciones públicas, impidiendo que éstas marquen las directrices de funciones dentro del ciberespacio. Rechazo total de trabas que la ley pueda poner. Se divulga la no existencia de fronteras y límites jurisdiccionales. Lengua franca: inglés.

Se puede considerar que sí existe Cibercultura, pero como todas las culturas, sólo participan en ellas una serie de personas (En esta cultura se reúnen todas las consideradas culturas en el mundo normal; la utilizan, más no depende de ella para subsistir). Por el hecho de que en internet no encontremos comida caliente, característica principal en una cultura, ésta no deja de serlo. La cultura no sólo es comida, o bailes, o ropas, etc., sino también la define acciones principales (personalidades, formas de pensar, etc.) de las personas que participan de ellas.

Por otro lado, algo que le falta a esta especie de cultura es la transmisión de sentimientos. Nunca los transmite. Una pantalla fría no es capaz de hacernos sentir lo que verdaderamente se siente cuando alguien nos da un beso, o un abrazo, o nos hace reír. Sólo se representa. No es lo mismo leer una carta a mano de la persona que nos quiere, a leer un corto mensaje dejado en el correo personal. No tienen el mismo calor. “Es raro que la comunicación a través de las redes informáticas sustituya pura y simplemente los encuentros físicos: la mayor parte de las veces, es un complemento o una ayuda”[1].

Se le valora a la Cibercultura la capacidad de recoger, trasmitir y compartir información en tiempos incalculables, como nunca antes en la historia. La única forma de que alguien utilice algo es hacerle que eso se le convierta en una necesidad. La Cibercultura ha respondido a problemas de autonomía y de poder individual. Es como se vuelve sumamente necesario utilizar la red. Esta necesidad consiste en la transmisión de información a gran escala a magnitudes de personas, en el menor tiempo posible. La tecnología ha hecho la vida del hombre un poco más cómoda. El avance se ha hecho notar: nuevas expresiones de pensamientos y formas creativas de hacer cosas. La gente del común es la que ha transformado la internet, gracias a la forma como utilizan internet.

Para que haya Cibercultura tienen que existir tres principios: la interconexión, la creación de comunidades virtuales y la inteligencia colectiva.

- La interconexión: la conexión es siempre preferible al aislamiento. Es un bien en sí.

- Las comunidades virtuales: se construyen sobre intereses, de conocimientos, donde se comparten proyectos, en un proceso de cooperación o de intercambio, y esto independientemente de las proximidades geográficas y de las pertenencias institucionales.

- La inteligencia colectiva: un grupo de personas con intereses comunes se reúnen para dar solución a los problemas que les suscitan.

Si no hay un computador con conexión a internet, si todo esto se acabara, la Cibercultura dejaría de existir.

La influencia que ejercemos

jueves, 23 de abril de 2009

Cuando estuve en el colegio, en mis últimos años como estudiante (no cabe duda que era el mejor de mi curso), experimenté varias veces cómo un solo comentario puede influir en los comportamientos de las personas. Con el sólo hecho de decir que alguien, en especial alguna niña, era creída (fea, chismosa, burlona, cansona), la mayoría de los que escuchaban esta calificación, la empezaban a tratar como alguien diferente; casi en todos los casos se convierten en motivo de exclusión estas clases de definiciones. Por eso, cuando alguien es capaz de afirmarme que una persona se comporta de tal manera, hasta que no tenga la oportunidad de compartir con ella no voy a darle el visto bueno a su veredicto. En varias ocasiones amigas muy cercanas, cuando llegaba alguna niña nueva al colegio armaban grandes cuentos en referencia de ella. Por no sacarles la piedra a mis amigas, y por estar prácticamente influenciado, procuraba no toparme con tan espectacular figura. Pero por cuestiones meramente de atracción se daba la oportunidad de hablarle, y no la perdía. Después este suceso tachaba las malas apreciaciones que me habían hecho días atrás (esto también sucede en todas las áreas donde trabajen  o vivan grupos de personas).

 

A veces las personas que tildamos con alguna clase de tipificación, se han comportado así para resguardarse de algo (miedos, problemas en la familia, decepciones amorosas, etc.). O, a veces no se dan cuenta que quizás están actuando “mal”, para algunos.

 

Muchas veces somos causa del comportamiento de un sinnúmero de personas. Nos convertimos en modelos para otros. Nos volvemos en líderes caudillos, de fantasía. El ser humano por naturaleza es un ser influenciado por cualquier accidente que le acontezca a su alrededor. Que el día está gris y no salgo porque me voy a mojar. Que está haciendo bastante sol y me puede dar cáncer. Que aquella persona me vio mal, por eso no le hablo. Que esta niña me vio diferente hoy, por eso trataré de charlarle. Es así como aseguran la gran mayoría de psicólogos que las influencias tienen puntos negativos y positivos. Podemos persuadir a las personas para que hagan o participen de una causa benéfica o poner en contra a todo un país para que vaya a hostilidades.

 

Los griegos utilizaban la retórica para convencer a sus oyentes de lo que estaban diciendo. Cristo la empleó, con gran ayuda de su testimonio, para trasmitir su mensaje de salvación. Hitler para realizar la más grande guerra que tenga recuerdo. Se puede afirmar que el primer elemento de la comunicación, el diálogo, es indispensable para el convencimiento de las gentes. Por eso es que los masivos sistemas de comunicación (televisión, internet, teléfono, radio) influyen en masas indeterminadas de personas; ofreciendo o no una perfecta información; es una información con propios intereses.


Los primeros influenciadores han sido nuestros padres. Son los que hasta cierta edad controlan nuestros movimientos. Nos indican cuál debe ser nuestra rutina, las horas de ver televisión y a qué horas tenemos que acostarnos. Son los encargados de nuestra educación, y de nuestro futuro; lo que somos ahora es la proyección del tiempo venidero. Es una de las etapas más peligrosas. Luego vienen nuestros maestros, a veces primeros en nuestra educación. No sólo se encargan de reeducarnos, sino de suministrarnos educación académica. Si las anteriores etapas de crecimiento y educación fueron falsas sus bases, cuando llegan los amigos va ser caso perdido. El joven empieza a actuar de una forma para que sea aceptado en el grupo. A veces hasta cosas increíbles como robar, hacerle daño a alguien o consumir drogas.